jueves, 2 de abril de 2020

Memoria (parcial) de mi paso por el fútbol VII- Un campeonato rural



Campeonato rural en Arroyo Molino
Algo pendiente de 1962 cuando jugamos el primer partido, yo había ido en bicicleta hasta lo de Conte, de allí en el camioncito de cacho Noír a la cancha ubicada en el almacén Gallay pasando el Arroyo Molino.
Cuando termina el partido, todos felices por el empate conseguido, veo a mi padre esperándome, había preparado el sulky y se fue a la cancha sin decirme nada, piensen que emoción tan grande. A la vuelta cargamos la bicicleta y nos vinimos los dos en el sulky de vuelta a la Colonia Perfección, esto debo decirlo, el apoyo de mis padres para que jugara fue enorme. Solo debo decir gracias
A mediados de 1963.
El club Independiente organizó un campeonato por puntos, invitando a Huracán y Boca, otro equipo de la zona y uno que llegaba de los barrios La rural y Planta Emisora.
El elenco de Boca  era muy particular, ya que la mayoría de sus jugadores eran Kloster, su arquero era Carlos Kloster, gran atajador, que luego integraría Huracán en su llegada a la Liga Zonal, grandes amigos todos y algunos infiltrados como Nicolás Arregui, Joannas o “pita cuali” Bastián.
La sede social de Boca estaba en el almacén de Chivisky frente al de Conte, cruzando la calle y los partidos contra ellos eran verdaderos clásicos.
Vida social
Además, en lo de Chivisky, el club tenía una pista de baile donde actuaban orquesta en vivo y muy concurrida por las familias de la zona, así eran los bailes de aquel tiempo, alumbrados con faroles que cada tanto había que darle “bomba” para que no se apagaran. Perdón por mezclar esto, pero era la vida social, muchas familias se encontraban allí, porque durante la semana se trabajaba en las quintas u otras tareas rurales, no se acostumbraba a salir de noche.
El equipo de La Rural lo integraban los hermanos Sastre, Juan Navarret, Cacho Erbetta, Quiroga y otros que ya no me acuerdo.
Al final del torneo fueron ellos los campeones, cada equipo debía jugar seis partidos, era de todos contra todos, ganamos dos, empatamos dos y perdimos los dos restantes, pero alcanzó para igualar el segundo puesto con Independiente.
El desempate `por el subcampeonato.
Los locales tenían la ventaja de jugar en su cancha, mucha “hinchada” y se sentían favoritos, cuando llegamos en el camioncito de cacho Noír vimos un gran telón, pasacalles se dice hoy, de color rojo con la leyenda en blanco “Subcampeones 1963”.
Nos sentimos “tocados” y salimos a jugar una verdadera final, ya se habían incorporados otros jugadores de mejor juego, el bachi Fornasari, Mario Pire, el flaco Ardaiz, y Rolando Morend Humberto “beto” Saavedra, aunque como jugaba en Barraca de la Liga de Concepción del Uruguay no concurría todos los domingos, y el partido fue intenso.
Al promediar el segundo tiempo el tanteador estaba empatado en tres goles, nosotros seguíamos corriendo y del lado de Independiente, jugadores más veteranos, entró el cansancio y lo aprovechamos.
Fue entonces que un rechazo largo de la defensa, la pelota que llega cerca del área rival y yo que en velocidad supero a los defensores, pero no tenía compañeros, entonces escucho un grito, nunca supe de quien, “pegale” y levanto la cabeza y, el arquero de Independiente en ese partido era Julio Bonnet, que intenta salir, pero no le doy tiempo, sale el derecho con la derecha que va tomando altura y se mete arriba cerca del travesaño, como decía Urquijo, donde hace nido el hornero.
Fue determinante ya que seguimos atacando y en un tiro de equina que envío desde la derecha, Martín Zappa llega de atrás y de cabeza logra el quinto gol.
Martín Zappa era el Nº 5 antiguo en el medio de la cancha repartiendo pases, pero se animó, se fue al area y convirtió.
Ganamos cinco y tres y nos trajimos la Copa.
Fiesta al regreso y todod los abrazos para Poroto Morend nuestro técnico, y debo aclarar nosotros también teníamos simpatizantes, por un momento parecían miles ¡qué forma de alentar!

Humor y memoria

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