jueves, 5 de enero de 2023

Papá Noel va al sicólogo



Analízame
Versión libre de la película del mismo nombre con:
Papa Noel, el analizado
Y #EndinacioTuna
Como
“El analista”
En mi carácter de psicólogo de personajes, diplomado en la calle, me toco en suerte analizar a Papa Noel, que acudió a mi estresado de “todo”, según trataba de explicar, sin conseguirlo del todo.
Estas son las conclusiones.
Es un hombre avejentado, atormentado por los continuos descensos y ascensos en las chimeneas, entumecido en sus articulaciones, incluyendo la lengua, solo emite un “jo jo jo”, debido al intenso frío polar ártico, lleva adentro suyo un glaciar, que no lo abandona ni en el diciembre argentino y lo obliga a vivir siempre abrigado.
Padece perdida de la memoria, no recuerda donde nació y cuantos años tiene, se olvida el recorrido realizado y vuelve una y otra vez a los mismos lugares, llenando de juguetes a unos pocos gurises, mientras una una enorme cantidad no recibe nada o apenas recibe los restos de lo que trajo años anteriores.
Sufre de soledad, ya que pasa todo el año solo, con algunos renos y hasta su favorito, Rodolfo, lo abandona en época de celo.
Lo embargan frecuentes alucinaciones, fruto de los espejismos del desierto blanco y ve al “grinch” por todos lados.
Ha adquirido el síndrome del “abandono”, por que todos (niños y adultos lo dejan a un lado al otro día de Navidad)
Esta cargado de ansiedad, por que solo hay una fecha en rojo en su almanaque y la ingesta de carne de foca le sube el colesterol.
No entienden por que ríen los niños en otra época del año.
Trabaja para una multinacional que tiene comprado la mayoría de los medios de comunicación y no se explica como puede ser que la humanidad siga recordando el nacimiento de Jesús en un pesebre con tan poca prensa, aunque acepta que es “famoso” gracias a ese nacimiento.
Al final, se saca todo de adentro y confiesa tímidamente que tiene en su iglú, un nacimiento, hecho con huesos de oso polar y madera de viejos trineos.

Humor y memoria

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