Debe una flor mantenerse donde empezó su
existir, como signo del vivir maravilloso del humano, que no la
arranque su mano para llevarla a morir.
Debe una flor alegrar el paso del peregrino, que la encuentra en su camino al irse y al regresar
Dios
quiso darle a la planta la belleza de la flor, a cada una un color, un
aroma, un esplendor, conservemos el lugar que le ha dado el Creador.
Humor y memoria
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