miércoles, 25 de noviembre de 2015

Noviembre del 88- La lucha hoy es más dura

 Lo dijo Licenciado Pocho en noviembre de 1988.

La lucha hoy es más dura
Lo veo a través de la empañada ventana de mi dormitorio, pero igual lo veo; hasta diría que lo presiento en su rutinaria y agotadora labor cotidiana, en ese ir y venir interminable sobre el suelo fecundo que espera la semilla, que hará una vez más el eterno milagro de una vida nueva.
Eterna lucha del hombre contra los elementos, tremenda y patética epopeya cotidiana hecha de sudor y perseverancia.
El hermano labriego trabaja, y en su trabajo anónimo hay como una especie de canto laborioso que lo dignifica y lo eleva en esa maravillosa sencillez del que realiza.
Hermano labriego, hermana campesina! Carezco de palabras para hacerles  llegar mi comprensión y fraterno aliento. Me encuentro inerme por lo limitado y por no poder  hacerte saber que no estás solo.
Entra mi mujer: trae en sus manos un tazón lleno de humeante leche, rompo el curso de mis pensamientos con una simple y rutinaria frase; ¿le echaste avena como te pedí?
Si, - responde ..y tómala antes que se enfríe. Yo ya me voy porque se me hace tarde para el trabajo.
Quedo sólo, irremediablemente sólo, el continuo tic tac del reloj y el lejano grito del labriego azuzando su caballo se transforma en mi única compañía.
Hermano labriego, hermana campesina, ¿Qué fatal designio los lleva una y otra vez por el interminable surco?  ¿Qué te espera al final del camino? ¿No te has dado cuenta que la historia vuelve a repetirse como en el principio de los tiempos? ¿No reparas acaso que nadie ni nada se ocupará de ti para elevarte en tu dignidad de ser humano? ¿No has vislumbrado siquiera que un pedazo de ti va quedando en cada paso de la cansada bestia que tira del arado? ¿Te resignas acaso? ¿O bajas la cabeza y arremetes contra la adversidad  sin siquiera pensar?
Pero yo, tu hermano de sangre, yo un simple ser humano no lo permitiré!

Me niego, lo escuchas, una y mil veces gritaré con todas mi fuerzas para redimir tu triste destino de anónimo sostén de nuestro suelo.
Lo haré una y mil veces si ello fuera necesario, impulsado por ese fuego sagrado que consume a quien lo anida.
Y escúchame bien hermano campesino, mi lucha es a pesar de ti, nadie ni nada hará que yo claudique. Estoy junto a ti desde el principio de tu triste historia, solo que esta vez todo será distinto.
Hace frio. El tazón descansa en la mesa de luz,ya me siento menos sólo, tengo un objetivo y tengo un ideal que me anima. Me arrebujo entre las sabanas del solitario lecho, subo las mantas para que el sol no llegue a mis iluminados ojos. Una nueva jornada de resistencia pasiva comienza para mí.
Cierro los ojos, a lo lejos, el lejano grito del labriego azuzando a su caballo me arrulla.
¡Animo hermano, no estás solo!


Humor y memoria

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